Para muchos, las mascotas son parte de la familia y llevarlas a la naturaleza parece un plan inofensivo. Sin embargo, en áreas protegidas como parques nacionales, reservas nacionales o monumentos naturales administrados por CONAF, esta acción puede causar graves daños a la biodiversidad.

Estudios indican que los perros han sido responsables de la desaparición total de 11 especies y actualmente amenazan a más de 180. En Chile, se han registrado ataques a guanacos, pudúes, huemules, zorros, pingüinos y aves, con una mortalidad superior al 70% en estos casos.

Perros y gatos pueden transmitir enfermedades como distemper, parvovirus, rabia, leucemia felina e inmunodeficiencia felina. En 2005, un brote de distemper causó la muerte de más de 30 zorros en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge. También se ha detectado sarna en zorros del Parque Nacional Río Clarillo.

Aunque tu mascota esté sana y no ataque, su sola presencia altera el comportamiento de la fauna silvestre. El pudú, zorros y felinos nativos como el gato güiña o colocolo suelen abandonar zonas cuando detectan perros. Esto provoca desplazamientos que afectan su supervivencia.

La Ley 21.600, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), establece en su artículo 108°, letra g, que está prohibido el ingreso de animales domésticos a las Áreas Protegidas del Estado.

Puedes optar por lugares habilitados como plazas o parques urbanos. Solo asegúrate de respetar las normas: usar correa, limpiar sus desechos y verificar si el sitio permite mascotas. Las áreas protegidas no son una opción.