¿Has tenido el gusto de disfrutar el sonido del aire pasar entre las hojas de los árboles? ¿O el sonido de un río correr? ¿O escuchado una rana croar o los maravillosos cantos y trinos de los pájaros? El sonido es parte de la belleza del paisaje y para los animales que habitan la naturaleza significa mucho más… el sonido es su forma de comunicación y les puede servir para interactuar entre individuos de la misma especie, para encontrar pareja, para defender su territorio o incluso para detectar a sus depredadores o sus presas.
Por ello, el ruido también es considerado una “contaminación” (llamada contaminación acústica) y si no lo controlamos podemos afectar a todos aquellos animales que habitan en las áreas protegidas que estamos visitando.
¿Cómo puede afectar el ruido en las Áreas Protegidas?
Genera estrés y afecta la salud en los animales silvestres: Este mayor estrés puede disminuir las defensas de los animales que se encuentran expuestos al ruido, pudiendo contraer una mayor cantidad de enfermedades.
Afecta la relación depredadores y presas: En el caso de animales que son presa, este mayor estrés generado por el ruido se puede ver reflejado en un mayor tiempo de “vigilancia” al no escuchar bien a sus posibles depredadores y, por lo tanto, disminuyen el tiempo para su alimentación. Por otro lado, en el caso de especies que son depredadoras, el mayor ruido puede afectar los tiempos que necesitan para cazar o disminuir su éxito de caza. En ambos casos, el ruido puede finalmente afectar la sobrevivencia de estos animales.
Disminuye la capacidad de reproducirse: El ruido puede afectar la capacidad de escuchar las señales acústicas de otros individuos, por lo que puede disminuir su aptitud de algunos animales para atraer parejas, perjudicando su éxito reproductivo y la generación de polluelos, cachorros o camadas.
Altera el uso del espacio natural por parte de los animales silvestres: El ruido generado por el humano, puede afectar la capacidad de los animales para escuchar las señales y defender sus territorios, en algunos casos llevando a que algunos animales abandonen los lugares con mucho ruido, ¡teniendo menos posibilidades de poder observarlos!
Afecta la calidad de la experiencia de las personas que visitan el área protegida: Muchas personas que visitan las áreas protegidas lo hacen para encontrar un espacio de relajación, paz y tranquilidad. Los ruidos molestos, sin duda, pueden afectar esta buena experiencia.
¿Qué dice la ley?
La Ley N.º 21.600, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), establece en su artículo 108° la prohibición de diversas acciones que afectan la integridad de las Áreas Protegidas. Entre ellas, se incluye expresamente la generación de contaminación acústica, lumínica o atmosférica, por el impacto negativo que estas acciones pueden tener sobre la fauna, la vegetación y la experiencia de los visitantes. Puedes consultar el detalle de esta disposición en el siguiente enlace: Artículo 108 – Ley 21.600.
¿Cómo puedo colaborar?
Controla los gritos y los ruidos al momento de recorrer los senderos. Mientras más silenciosos estén en su trayecto, menos impacto generarán en los animales que ahí viven, ¡y más oportunidad tendrán de poder observarlos!.
No uses parlantes, radios o cualquier artefacto que aumente el sonido desmesuradamente.
En caso de acampar, considera que no se pueden utilizar generadores para la electricidad.
Respeta la información entregada por las y los guardaparques, acatando los horarios de silencio absoluto en la noche.
Tú también formas parte de todo este paisaje sonoro cuando vienes a visitar las áreas protegidas…